Lo que me mueve a trabajar es la búsqueda de lo que entiendo como el factor humano. Para eso me nutro del arte de los pueblos originarios, el arte popular, el outsider y el arte africano. Si bien siento que mis raíces están ahí, también están en el presente, lo que me permite traer esas resonancias a una práctica contemporánea que incluye objetos, instalaciones, gráfica, así como la cerámica, el mural, la pintura y el dibujo.
Pinto y dibujo usando pequeños palos, sobre papeles encontrados y maderas. Elijo utilizar herramientas y soportes que me acercan a lo primigenio y a lo visceral, a la naturaleza, a lo marcado por el tiempo.
Una imagen recurrente es la de la Cabeza. Hace años investigo la complejidad en el interior de esa forma arquetípica, que es máscara, es rostro y es objeto. Lo colectivo está regido por el ritual, y me interesa hacerlo visible: las relaciones del ser humano con deidades y con su entorno natural. La geometría toma forma de simbologías imaginarias que construyen espacialidades, vínculos y jerarquías.